miércoles, 11 de junio de 2008

La verdadera crisis

La verdadera crisis de la que hay que hablar, la que está afectando gravemente a España, no es la del Partido Popular, tan comentada desde dentro y sobre todo desde fuera. Y es que aunque el ejercicio de la oposición es esencial para el correcto funcionamiento de la democracia, no hay que olvidar que a quien los electores han confiado las responsabilidades de gobierno es a los mismos que las habían tenido estos 4 años y por tanto son las decisiones del Gobierno socialista las que afectan a la calidad de vida de los ciudadanos.

Al fin y al cabo la crisis en un partido cuando pierde unas elecciones no puede extrañarnos, ya que es lógico que se rebele ante los resultados y trate de buscar una estrategia victoriosa. Así, a los que tan aficionados son a repasar la memoria, cabe recordarles que el PSOE, sin ir mas lejos, sufrió una auténtica catarsis después de la derrota de 1996. El candidato elegido en las primarias no pudo presentarse a la presidencia de Gobierno porque le tumbaron desde dentro. El ahora presidente de Gobierno ganó a los otros tres candidatos que concurrieron al Congreso del PSOE por 9 votos, bajo la consigna de que Bono no cruzara el Tajo y otra de las candidatas de ese competido congreso del PSOE, Rosa Díez, está también en el hemiciclo, pero después de haber fundado otro partido.

O sea, que comparaciones, las que se quieran. Yo ya entiendo que a algunos les interesen las cortinas de humo, y hablar de las crisis de los demás, sin renunciar a los consejos al partido de enfrente para que elija a los líderes más apropiados, lo que no deja de ser un generoso alarde de fair play. Pero los militantes del PP no necesitamos colaboraciones tan desinteresadas . para encontrar nuestro propio camino, el adecuado para dar respuesta a los graves problemas que tiene la sociedad española y, entretanto, de lo que hay que hablar es de lo que realmente importa a la gente.

Aunque sea tan antipatriota como la denuncia de un desplome económico que la propaganda oficial múltiple y variada ya no puede ocultar y que no ha hecho más que empezar, porque al Gobierno ya no le sale ninguna cuenta. Todos los indicadores económicos son pésimos, desde la venta de coches, pisos e hipotecas, que ha caído en picado, hasta el hundimiento de las recaudaciones del IVA y del Impuesto de Sociedades. Desde octubre el paro no para, a un ritmo de 60.000 empleados menos al mes, ésos que para ZP no son parados.

El coste de vida ha aumentado en mayo el 4,7%, el mayor porcentaje en 11 años. Los tipos de interés y los precios se han disparado y el superávit se evapora con las subvenciones al desempleo. Pero lo peor está por llegar, porque el despilfarro es de escándalo, el gasto autonómico está desbocado y la .catalanofobia que los socialistas imputaban al PP ha prendido con tal fuerza en los barones socialistas que hemos entrado en la Champions del gasto autonómico.

Así las cosas, con un déficit exterior galopante que hunde la competitividad de nuestra economía y sin otra reacción por parte de Gobierno que la .social . paga electoral de 400 euros que los .pobres. no van a cobrar, la actual inestabilidad e inseguridad jurídica que se vive en España provoca una pérdida de confianza que es letal en economía. Porque no es que España esté rota, no, lo que está es totalmente deshilachada. Nos queda todavía la lotería nacional, la liga de fútbol y las quinielas, pero en Catalunya se paga impuesto de sucesiones y en Madrid no, es imposible trasvasar agua de donde sobra a donde falta, aunque los Gobiernos autonómicos como es el caso de Aragón y Catalunya estén ambos presididos por socialistas. Hacer una política de Estado en aguas se hace imposible en España y por eso hay quien quiere recurrir a Francia.

Ésta es la nueva España de ZP y esta legislatura es la de las facturas contraídas en la anterior, cuando el hombre del talante se empeñó en gobernar España con los que quieren romperla, y claro, cuando las políticas de Estado no se hacen entre los dos grandes partidos que representan el 90% de los ciudadanos, los problemas comunes se hacen insalvables. Por eso, para parar a Ibarretxe cuando le exige lo mismo que le ofreció a ETA, Zapatero no tiene más remedio que recurrir a la derecha extrema., o sea, al Partido Popular, sacarla del Pacto del Tinell y del cordón sanitario, pedir su leal colaboración y copiar sus recetas sobre la inmigración o contra el terrorismo.

Porque aunque en la nueva terminología .progresista, a los referéndums separatistas se les llame derecho a decidir; a los trasvases, conducciones temporales puntuales y reversibles, y a las suspensiones de pagos, concurso de acreedores, llevamos camino de que la desaceleración económica que se está acelerando por momentos nos lleve a las cifras que nos dejó en el 96 el mismo ministro de Economía de ahora, el inefable Solbes.

¿Las recuerdan? Un paro del 22%, un déficit del 7% del PIB y un interés del orden del 15%. Para entonces no habrá más remedio que recurrir a quienes fueron capaces de invertir esas cifras, entrar en la Europa del euro y traer a España los mayores niveles de prosperidad, bienestar e inversión conocidos, dilapidados luego por el presidente más irresponsable de nuestra democracia.