martes, 31 de marzo de 2009

Las 70.000 mentiras sobre el agua

Sí, 70.000, sí, tantas como las hectáreas del Segarra-Garrigues, que es la infraestructura más importante para el progreso y el desarrollo futuro de Lleida. Para empezar aclaremos una verdad incontestable. Si no hubiera gobernado el Partido Popular, si Aznar no hubiera ganado las elecciones generales el año 1996, el Canal seguiría siendo la eterna promesa electoral de Pujol antes y de los Presidentes de la Generalitat que le han sucedido, después.

Tuvo que ser la Declaración de Interés General del Segarra Garrigues, aprobada en el Congreso de los Diputados con los votos de PP, CIU e IU, a pesar de los votos en contra del PSOE, la que permitió que las obras pasaran a ser competencia del Estado, pero hasta que no ganó las elecciones el Partido Popular esa competencia no se pudo ejercer, porque como dijo Borrell en un insólito alarde “democrático”, mientras él fuera Ministro la obra no se haría. Fue de las pocas promesas cumplidas por los socialistas.

Pero con el PP en el gobierno llegó el Segarra-Garrigues, como el AVE, la Autovía Cervera Igualada, el Tunel de Vielha,....o sea la mayor inversión anticatalanista de la historia. En el 2004 las mayorías cambiaron en España y los socialistas no tuvieron más remedio que continuar lo que había empezado el gobierno anterior del PP, y entre ello el famoso Canal que habían votado en contra, y que le daba todo el sentido a los 400 Hm3 de Rialb, cuyos detractores ya habían denunciado que sólo serviría para llevar las aguas a Barcelona.

Llegaron las elecciones generales del 2008. Todo el mundo puede recordar que el Partido Popular denunció en solitario que el Govern del Tripartit pretendía desviar las aguas del Segre a Barcelona. Se negó la denuncia hasta la saciedad, se nos llamó de todo a los anticatalanes del PP, hasta que pasadas las elecciones pudimos descubrir que en la cabecera del Segre, en Prats i Sansor, estaban puestas hasta las estacas que señalaban la desviación de las aguas. El Govern catalanista presidido por el socialista Montilla y secundado por el Conseller ecosocialista de IC, Baltasar, dejaba sin agua al Segre y por tanto al embalse de Rialb y al Canal Segarra-Garrigues.

Dijimos desde el PP, que todas las aguas del Segre están en régimen de concesión administrativa para ampliar los riegos del Urgell y dotar los del Segarra-Garrigues, y que la solución para abastecer Barcelona era prolongar el minitrasvase del Ebro a Tarragona, que ya funciona pero del que sobra la mitad, justo lo que necesita Barcelona. Se impuso finalmente la cordura, se abandonó el trasvase del Segre, el transporte del agua en barcos desde Almería, y se aprobó dicha prolongación del minitrasvase desde Tarragona a Barcelona. Pero desgraciadamente llovió y se abandonó el proyecto.

¿Por qué? Porque a los nacionalistas no les importa realmente solucionar los problemas del territorio que dicen defender, los nacionalistas van a lo suyo, “un país, una sola agua”, aunque sea a costa de sacarla de donde no hay. En el fondo lo que rechazan es todo lo que supone una vertebración de España como lo es el PHN, que lo que contempla es trasvasar recursos de las cuencas excedentarias a las deficitarias, es decir en el caso que nos ocupa, la prolongación hasta Barcelona del minitrasvase del Ebro a Tarragona.

Por lo tanto, como puede dejar de llover, como puede repetirse la sequía de Barcelona, el Tripartit ha cambiado la estrategia sibilinamente, y ahora de lo que se trata es de recortar la superficie regable del Segarra-Garrigues para disminuir el caudal que necesita el Canal y disponer así de un sobrante para Barcelona. ¿Y cómo se hace eso, se preguntará el lector, sin irritar a los futuros regantes del Segarra- Garrigues? Pues muy sencillo, se subvenciona desde la Generalitat a un organismo, el Centro Tecnológico Forestal del Solsonés, para que denuncie ante la UE la falta de espacio protegido en el Segarra-Garrigues para las aves esteparias, y para que amplíe en 26.000 Has. más la zona inicialmente destinada a las ZEPAS.

O sea, que a las 20.000 inicialmente exigidas por la UE al gobierno del PP, hay que añadir las otras 26.000 de ahora. Con lo que al final puede ocurrir una de las dos cosas. Que un Canal previsto para 70.000 Has. de riego se quede en 46.000 Has. menos, es decir en 24.000 Has, regables y no sea viable, o que en un alarde negociador presentado a bombo y platillo por el Gobierno Central y el de aquí, ambos presidido por socialistas, la nueva ampliación de las ZEPAS en vez de 26.000 Has. se quede en 13.000 Has. En ambos casos, problema resuelto. Sobra agua para Barcelona y “un país para una sola agua” .

Eso sí, Cataluña con un 30% de la superficie total protegida, de las que 140.000 Has. le tocan a Lleida, y por lo visto una parte importante al Segarra-Garrigues, podrá presumir ante el resto de España, que sólo protege un 16% de su territorio, de una sensibilidad ambiental inigualable gracias a los desvelos ecologistas de un Govern que, nunca mejor dicho, no nos merecemos. Porque también le tendremos que agradecer que haya sido capaz de recortar en la mitad la ampliación de ZEPAS que él mismo ha propuesto a Bruselas. Es el penúltimo acto de un vodevil que vinieron a presentar a los regantes en una solemne sesión sin preguntas el trío de los comediantes, Puxeu, Llena y Baltasar. Los Reyes Magos de la negociación.

Pero falta el último acto de esta historia. Lo tienen que escribir los regantes que no deben conformarse, han de defender lo que es suyo y que a estas alturas ya saben en quien confiar. El Partido Popular, que dice lo mismo en la oposición que en el Gobierno, y aquí y en toda España, les defenderá en Bruselas, en Madrid y en Barcelona. En los Parlamentos. Los demás ya se ha visto lo que han hecho. CIU cuando podía no hizo el Canal, e IC que lo apoyó en Madrid lo quiere dejar sin agua como sus socios del Tripartit, el PSC-PSOE y ERC. Esto es, “un país y una sola agua”. La de Lleida.

José Ignacio Llorens Torres
Diputado del PP en el Congreso

martes, 3 de marzo de 2009

Viene el cambio

El Partido Popular ha ganado las elecciones en Galicia, y Alberto Núñez Feijóo será Presidente porque lo ha hecho con mayoría absoluta, que es lo que se le exige al PP para poder gobernar, ya que de lo contrario empiezan los pactos hasta con el diablo, como lo sufrió D. Manuel Fraga, al que hace cuatro años le faltó un solo diputado para esa mayoría absoluta, lo que le apartó del gobierno por el pacto entre el PSOE y el BNG.

La mala gestión y el enfrentamiento partidista -como ocurre en estos casos- de los partidos que han formado el gobierno de Galicia, los gastos suntuarios, especialmente ofensivos en esta época de crisis, la falta de respeto al bilingüismo, como también sucede donde se gobierna con los nacionalistas, han servido sin duda para recordar la excelente gestión de los gobiernos de D. Manuel Fraga, que sin duda continuará Alberto Núñez Feijóo. El triunfo del PP en Galicia es una apuesta por la libertad, por el bilingüismo y por el gobierno para todos, y que cobra un especial valor por las dificultades de todo tipo que ha tenido que superar nuestro partido en estas elecciones.

Pero los resultados gallegos tienen sin duda una clave electoral nacional, que Zapatero debería reconocer. La crisis económica, tan tardíamente aceptada, las atolondradas respuestas a sus efectos, el enorme drama del paro, con personas a las que ya se les agota el desempleo, el engaño permanente, la prepotencia y soberbia, y sobre todo el interés partidista que Zapatero sitúa por encima del interés general de todos los españoles, han sido castigados y han tenido reflejo en el resultado de Galicia.

El proverbial optimismo del presidente del Gobierno tendrá su expresión en los resultados del País Vasco, buenos para el PSOE, es cierto, pero tampoco ahí ZP debería cegarse por la soberbia. Es un hito histórico que por primera vez en democracia desde hace 30 años, el País Vasco puede recuperar la senda de la normalidad y el camino hacia la paz, con el respeto a todos empezando por el respeto al derecho a la vida. Pero para eso, el apoyo del Partido Popular de Mariano Rajoy es determinante.

Es decir, si el PSOE decide sumar a sus votos los que ha obtenido el Partido Popular, que es decisivo en la suma aritmética ahora, y lo ha sido ya mucho antes, desde que ha luchado en solitario -con la oposición del PSOE- para que ETA y sus franquicias se ilegalizaran y no pudieran presentarse a las elecciones. El Partido Popular, que puede presumir con razón de decir lo mismo en todas las partes de España, antes, durante y después de las elecciones, será indispensable para que el PSOE pueda gobernar en el País Vasco, porque eso es lo que conviene a los vascos y a España.

Estas elecciones en dos Comunidades con una notable sensibilidad nacionalista, han demostrado que a los ciudadanos les importa mucho más la sanidad, la economía, el paro, las pensiones , el terrorismo, es decir los problemas reales que afectan a su calidad de vida, que los problemas identitarios. Gallegos y vascos así lo han expresado y han relevado a sus gobiernos nacionalistas.

Pero hay otra consecuencia a escala nacional. La elecciones marcan tendencias, y el Partido Popular y Mariano Rajoy, mal que le pese a Zapatero, son la alternativa y el cambio que se ve venir, tan esencial para el buen funcionamiento de la democracia. La actual situación económica exige una política general para toda España, y no una en Galicia donde el PSOE quería pactar con los nacionalistas, otra en el País Vasco donde al parecer quiere relevarlos a pesar de que en Madrid querrá seguir contando con los apoyos del PNV, y otra en Baleares donde Tomeu Vicens, el diputado decisivo de uno de los seis partidos con los que gobierna el PSOE, ha tenido que pagar 100 millones de fianza para salir de la cárcel y seguir votando al socialista Antich.

El gobierno de ZP hasta ahora ha demostrado que necesita un enemigo para hacer política, y el enemigo es el Partido Popular. Pero la inaceptable politización de la justicia y la obscena cacería preelectoral contra el PP, otro 11-M judicial, no han impedido que llegue el cambio. Porque España no puede seguir gobernada por quienes anteponen siempre el interés partidista al interés general. ¿Qué ocurriría por ejemplo si el PP hubiera necesitado los votos del PSOE en Galicia, y en el País Vasco el PSOE necesitara los del PP? Pues seguramente que los socialistas gobernarían con el BNG en Galicia y con el PNV en el País Vasco.

Pero no ha sido así, y si el PSOE acepta los apoyos del PP para cambiar el gobierno del PNV, que es lo que le conviene al interés general del País Vasco y de España, no parece razonable que espere seguir contando con los apoyos del PNV en Madrid, y los que está comprando en el resto de España. En esta situación para aportar soluciones ante la crisis económica y el problema del paro, lo que se requiere es un gran acuerdo nacional entre los dos grandes partidos del Estado y entre todos los agentes económicos y sociales. Pero para eso hace falta una altura de miras que Zapatero no ha demostrado hasta ahora.

José Ignacio Llorens Torres
Diputado al Congreso por el Partido Popular