lunes, 16 de febrero de 2009

¿Un país, una sola agua?

Bajo tan rimbombante lema, se celebró en Mollerussa el pasado fin de semana, un debate en el que participaron entre otros, el Director de la Agencia Catalana de l’Aigua, Manuel Hernández, y el Presidente del Canal de Urgell, Ramón Carné. Lo primero que a uno se le viene a la cabeza cuando escucha lo de “Un país, un agua”, es que el país es España, y el agua hay que sacarla de ahí y llevarla desde donde sobra a donde falta. Pero no, viniendo de quien vienen esas patrióticas soflamas, el país es Cataluña y el agua a la que se refieren es la de Lleida para Barcelona. Estamos en el “ritornello”.
Después de años y años de que tan importante obra fuera reiteradamente prometida, y posteriormente incumplida por los gobiernos de la Generalitat de Jordi Pujol, se consiguió en el Congreso de los Diputados que CIU retirara el apoyo con el que sustentaba al gobierno del PSOE de la época y sumara sus votos a los del Partido Popular e IC, para que se aprobara la Declaración de Interés General del Segarra-Garrigues, lo que facultaba al Gobierno Central a realizar la obra. En uno de los debates más tensos de aquella legislatura, Borrell, a la sazón ministro de Obras Públicas, me aseguró –yo era el otro protagonista del debate en el Congreso de los Diputados- que mientras fuera ministro, a pesar de la aprobación parlamentaria, no se haría el Segarra-Garrigues.
Fue de las pocas promesas que cumplieron los socialistas, y hasta que no ganó las elecciones el Partido Popular y gobernó Aznar no empezaron las obras del Canal Segarra- Garrigues, que luego los socialistas no tuvieron más remedio que continuar al volver a gobernar, si bien cabe señalar que no con el mismo entusiasmo con el que se afanaron a colocar en la empresa pública, creada para impulsar las obras, a los ex-altos cargos socialistas.
Luego vino el acuerdo del 2007 entre el Govern del Tripartit y la UE, celebrado con gran éxito, por el que Lleida aportaba 120.000 Has. a la Red Natura, de las que finalmente 20.000 Has. se sitúan en la superficie regable del Segarra-Garrigues, convertida a costa de los futuros y endeudados regantes en una especie de reserva paradisíaca de aves esteparias que nadie ve. Y la pregunta que surge inevitablemente es: ¿qué intereses han defendido nuestros gobiernos, el de Madrid y el de aquí, en Bruselas?, ¿el de los payeses a los que han estado engañando este tiempo, o el de los fundamentalistas que nos han denunciado en Bruselas y que tanto sintonizan con la sensibilidad ecologista de los socios del Tripartit?
Todo el mundo puede recordar que no hace todavía un año, denuncié poco antes del comienzo de la campaña electoral, la intención del Govern del Tripartit de trasvasar las aguas del Segre a Barcelona. Los candidatos de los demás Partidos, en especial la candidata socialista del PSOE, poco menos que se rasgaban las vestiduras ante tamaña infamia. Pero en cuanto acabó la campaña electoral, no solo pudimos comprobar todos que no se trataba de una mera intención del Govern, sino de una decisión tomada y de una mentira más, porque en Prats i Sansor estaban puestas hasta las estacas que marcaban el trazado de la derivación de las aguas desde la cabecera del Segre hacia Barcelona.
Luego, cuando se descubrió el pastel, llegaron las ocurrencias. Agua del Ródano a largo plazo, y a corto aguas en barco desde Almería, hasta que al final y cuando se estaba a punto de prolongar el minitrasvase del Ebro a Tarragona, que ya funciona, hasta Barcelona, y que era la solución propuesta por el PP desde el primer momento, llovió y se suspendió el trasvase, porque a los socios separatistas con los que gobierna el PSOE les horroriza cualquier elemento que suponga una cohesión de España, y trasvasar aguas de las cuencas excedentarias a las deficitarias lo es.
Así las cosas, este año que no hay cambio climático, o mejor dicho que ha vuelto a cambiar el clima y no parece que vayamos a tener sequía, ¿qué otro mejor pretexto podrían encontrar los que sólo se acuerdan de Lleida a la hora de buscar el agua que les falta, que el recorte de 20.000 Has. de la superficie regable del Segarra-Garrigues para dedicarla a las ZEPAS?. Porque cuantas más ZEPAS tengamos, menos agua necesitará Lleida y más habrá para Barcelona, sin que haya que recurrir a la tan odiada solidaridad y cohesión española, y además menos rentable será el Canal.
La coartada sigue siendo la misma que cuando el año pasado se quería trasvasar el Segre, modernización de riegos, o sea dinero que luego no llega, a cambio del agua que se llevan por delante. ¿Y los promotores? Pues curiosamente son los acérrimos detractores de los trasvases cuando se trata de aguas sobrantes del resto de España, pero encendidos entusiastas, en cambio, de llevarse el agua de donde no hay y dejar los “modernos” riegos sin agua.
Porque aunque se recorten 20.000 Has. de riego del Segarra- Garrigues, el agua del Segre llega justo para aumentar las dotaciones actuales de los riegos del Canal de Urgell, que son insuficientes, y poner en riesgo el Segarra-Garrigues, lo que está por otra parte regulado ya en concesiones administrativas que sólo pueden incumplirse quebrando el Estado de Derecho, y España todavía lo es.
José Ignacio Llorens Torres
Diputado por Lleida
Portavoz de Agricultura del Grupo Parlamentario Popular