jueves, 24 de noviembre de 2011

Y España se sumó al cambio


Lo primero que quiero expresar en el nombre del Partido Popular y en el mío propio es el enorme agradecimiento, de todo corazón, para tantos miles de leridanos que han depositado su confianza en nosotros.

Estaremos a la altura de las responsabilidades que nos han sido conferidas. En la defensa de los intereses generales y en particular de los de Lleida y los leridanos. Y quiero expresar también mi profundo respeto por los que no nos han votado, y mi felicitación pública al resto de parlamentarios y parlamentarias que han sido elegidos en representación del resto de los grupos políticos.

Las elecciones son el resultado de la voluntad de los ciudadanos, libremente expresada en las urnas, y los slogans de campaña de las dos formaciones mayoritarias que disputaban el triunfo ya señalaban lo que se veía venir. “Súmate al cambio”, expresaba el sentimiento de la mayoría de la gente defraudada con la gestión de un gobierno cuyo partido pedía “pelea”.

La enorme diferencia, casi 4 millones de votos, entre el Partido Popular, que gana las elecciones con el mejor resultado de su historia, y el Partido Socialista, que obtiene el peor, refleja claramente la diferente sintonía de uno y otro con el electorado. Los 186 diputados del Partido Popular frente a los 110 del PSOE le otorgan a Mariano Rajoy un respaldo más que suficiente para un cambio de política, que pone sus mayúsculas en sustituir la confrontación permanente por la mayor concordancia posible, el engaño por la verdad, y la errática y disparatada gestión económica por una dirección acertada que ponga el acento en las políticas necesarias para crear empleo.

Llega a la presidencia del gobierno Mariano Rajoy, un hombre sensato y prudente, un político paciente, responsable y predecible, cualidades que no son pocas y que ni sus más acérrimos adversarios se atreverían a contradecir. No buscará más problemas de los necesarios, y tiene, tenemos, uno que es prioritario; el paro, que alcanza casi a la mitad de la población juvenil. Para crear empleo, que es la única forma de garantizar las políticas sociales, son indispensables reformas. Son los retos a los que se enfrenta el próximo presidente del Gobierno.

La primera, el desarrollo a través de una ley orgánica, del compromiso constitucional para alcanzar la estabilidad presupuestaria. Para que ninguna administración gaste más de lo debido. El gasto público tiene que experimentar un recorte drástico, en el que no puede faltar el cierre o privatización de los canales de televisiones públicas, organismos públicos innecesarios, gastos superfluos, duplicidades de competencias...El saneamiento de las cuentas públicas es imprescindible para no recortar derechos sociales.

La reforma laboral, no para facilitar el despido, sino para incentivar la contratación y el control del absentismo, y para que la negociación colectiva no se imponga a los acuerdos en las pequeñas empresas. Incentivos y rebaja fiscal selectiva para estimular a los autónomos y pymes, y el saneamiento de una banca que acumula 170.000 millones de euros en créditos inmobiliarios problemáticos son cuestiones todas ellas que requieren respuestas urgentes, necesarias y acertadas.

La despolitización de la justicia y el respeto a las sentencias de los tribunales, el rearme moral y económico de la sociedad, le regeneración democrática, la rectificación de la política exterior, donde no nos hemos confundido de aliados, son respuestas perentorias a la peor herencia recibida del gobierno socialista, y ahora estamos a punto de que nos echen. Las coacciones al Constitucional han servido para que Amaiur, previa legalización de Bildu, o sea el brazo político de ETA, vuelva a las instituciones, y para que en la nueva España de Zapatero y Rubalcaba, los partidos secesionistas logren la mayor representación en el Congreso.

En todas las elecciones caben todo tipo de lecturas que no deben desviarnos de la principal. Estas han sido elecciones generales y las ha ganado para toda España con enorme claridad Mariano Rajoy, que estoy seguro de que hará uso de esa mayoría con responsabilidad y a favor del interés general. CiU celebra ser el partido más votado en Catalunya, pero no ha conseguido su objetivo fundamental, que era ser determinante en Madrid, lo que no hubiera sido lo mejor para Catalunya, como se ha demostrado en la pasada legislatura, en la que ha apoyado y prorrogado las políticas socialistas, que aquí como en toda España han perjudicado. En cualquier caso, los catalanes saben que no harán falta intermediarios para defender sus intereses. Lo podrán hacer a través del Partido Popular de Catalunya.

El candidato Rubalcaba puede conformarse con los 110, curiosa coincidencia entre los límites de velocidad y los de caída electoral, que a lo mejor le sirven para frenar a quien por ser mujer y catalana creía tener más credenciales. Y el Partido Popular en Catalunya, brillantemente conducido por Alicia Sánchez-Camacho y Jorge Fernández, con 700.000 votos y 11 diputados, crece 100.000 votos y 3 diputados, confirma la tendencia al alza de las pasadas municipales y autonómicas, y rompe los antidemocráticos cercos del pacte del Tinell y del notario.

En Lleida hemos subido 5.000 votos, estamos en el 20% que es la media del PP de Catalunya. Hemos aportado un diputado a la marea azul del cambio y hemos superado a los socialistas en la capital, donde apuntamos con fuerza a la Paeria, durante tanto tiempo, demasiado, en manos del PSOE. Pero al final, lo dicho. El PP ha ganado, el PSOE ha perdido y CiU no será imprescindible, como sin embargo sí lo es el PP en Catalunya: pero lo más importante de todo es que el cambio ha llegado a Lleida, Catalunya y España, para crear empleo, garantizar las políticas sociales y defender el interés general.

José Ignacio Llorens Torres
Diputado al Congreso del Partido Popular por Lleida

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