jueves, 4 de abril de 2013

La Generalitat al borde de la bancarrota

Las finanzas de la Generalitat están en bancarrota. Al enorme agujero de 50.000 millones de euros, estos días se ha conocido que la Generalitat tiene comprometidos pagos en diferido por valor de 79.052 millones de euros pagaderos…..¡el año 2108! En esta situación resulta incomprensible, por lo menos hasta ahora, la actitud seguida por el President de la Generalitat, que tiene que elegir entre dos opciones.
Por un lado el desafío independentista, y por otro lado la imposibilidad de hacer frente a las obligaciones del día a día que hoy incumple el Govern. La Generalitat, que arrastra la mayor deuda de España, tiene graves problemas para pagar las nóminas, las farmacias, las escuelas, los hospitales o a los proveedores, no tiene liquidez, no la encuentra en los mercados y sólo tiene las posibilidad de recurrir al Gobierno Central, que no puede dejar caer a ninguna Comunidad Autónoma.
O sea, Artur Más está en un callejón que sólo tiene una salida, que no es precisamente la que le exige ERC, que además de ser en gran parte responsable durante los sucesivos Tripartits de llegar a la situación actual, no quiere asumir los costes de apoyar unos Presupuestos que obligatoriamente tienen que ser restrictivos, como lo son para todo el Estado. Si gobernar tiene que servir para atender a los ciudadanos, está claro que hoy por hoy en Cataluña como en el resto de España, como en toda la UE, lo prioritario es superar la crisis, el crecimiento económico, la creación de empleo y cubrir las necesidades de los ciudadanos en sanidad, educación y pensiones.
Por eso, el encuentro entre el Presidente del Gobierno y el de la Generalitat es una buena noticia, propio de gobernantes responsables que deben atender a los intereses prioritarios de Cataluña y del conjunto de España, que son los mismos, y desde luego no son la confrontación mantenida hasta ahora. Habrá quien quiera echar agua al vino y detecte intereses chantajistas en una u otra dirección, pero ayudar a una parte de España tan importante como lo es Cataluña es imprescindible y por ello relajar el déficit y aportar liquidez a Cataluña es esencial.
Sentado lo anterior, dialogar no es imponer y la cuadratura del círculo es imposible, como lo es romper con España y pedir su ayuda y colaboración para hacerlo. Pero, de la misma forma en que hemos defendido que las Comunidades más ricas tienen que aportar su solidaridad a las más pobres, es justo también que a las que ahora pasen mayores apuros se les ayude más, aunque no faltarán quienes digan que con ello se castiga a las Comunidades que cumplen los criterios del déficit con rigor.
Pero este reencuentro o reanudación de un diálogo, que no debería haberse interrumpido, tiene que servir para desactivar algunos tópicos tóxicos. Los datos publicados por la Sindicatura de Cuentas de la Generalitat son escalofriantes. Los compromisos de pago en diferido contraídos entre el 2006 y el 2010, años de Tripartit, se multiplicaron por tres, hasta llegar a la cifra de casi 80.000 millones de euros, algunos tan pintorescos como el pago de los terrenos de la futura cárcel de Barcelona, o el de las estaciones adjudicadas de la línea 9, que ni ha sido construida.
Naturalmente, a estas cifras hay que añadir los 50.000 millones de euros a los que ha elevado la Deuda el Govern del Sr. Más, que dejan a una Cataluña hipotecada de por vida y por lo menos hasta el 2108. De momento, gracias al FLA, Fondo de Liquidez Autonómico, del que Cataluña se lleva la mayor parte, y a la flexibilidad en la reducción del déficit, que la UE nos exige a todos y que otras Comunidades cumplen, podemos seguir adelante, pero el soberanista y recurrente lema de que España nos roba es tan falso como ingenuo.
El IEE, Instituto de Estudios Económicos, ha publicado un concienzudo estudio de lectura recomendable en el que, además de ofrecer datos contrastables e incontestables, llega a una interesante conclusión. El crecimiento de Cataluña desde 1978 hasta 2007 ha sido el más rápido de todos los países de la OCDE y nuestra renta alcanzó en el 2007 un 120% de la media europea, superior incluso a la media de Alemania e Italia. La presunta asfixia y expoliación económica a la que ha sido sometida Cataluña es un argumento insostenible, una falacia.
¿Qué ha ocurrido, pues, para que Cataluña esté al borde de la ruptura? Los sucesivos sistemas de financiación autonómica han sido recibidos por todos los Governs de aquí con elogios. La inversión en infraestructuras desde el año 96 ha sido la mayor del Estado. En todas las elecciones generales celebradas hasta ahora, por lo menos mientras el PSOE lo era y esperemos que lo siga siendo, ha reflejado un sentido inequívoco y mayoritario. La abrumadora mayoría de los catalanes HEMOS DECIDIDO seguir en España. Quienes optaban por la ruptura, CiU no lo hacía entonces, tenían muy pocos votos. Tampoco consiguió Más la mayoría excepcional para llevarnos al abismo.
¿Porqué, si hasta el 11-S del 2012 un pacto fiscal lo arreglaba todo, al día siguiente la única solución era romper con España, que como se está viendo no es una solución sino todo lo contrario? Ciertamente, los recortes a los que obliga la crisis, el permanente victimismo nacionalista, o la irresponsabilidad y desorientación de los socialistas gobernando con separatistas y generando frustraciones estatutarias, han podido confundir al electorado y provocar desafecciones.
Pero el actual President de la Generalitat, Artur Más, debe tener muy presente que los catalanes no le dimos la mayoría excepcional para aventuras, para romper lo que ha estado unido toda la vida durante más de 500 años, y sí le dieron una mayoría para gobernar y para superar una crisis de la que juntos aquí y con el resto de España vamos a salir. Porque juntos, podemos. Sumando vamos a ganar, restando vamos a perder todos, Cataluña y España. Y a eso no estamos dispuestos porque al Sr. Más le haya dado un ataque de “rauxa” y no sepa cuadrar las cuentas.

José Ignacio Llorens Torres

Diputado al Congreso del Partido Popular por Lleida

Presidente de la Comisión de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del Congreso de los Diputados

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